jueves, 5 de diciembre de 2013

5/12/2013 O de como mandar a casa a un enfermo grave recién operado...

Tras una ausencia motivada por la operación y sus secuelas ya estamos con fuerzas como para estar otra vez aquí. La verdad es que es curioso que se planteen incentivar a los médicos y uno de los mas posibles criterios sea el de las altas, porque explicaría bastante bien el extraño proceder que esta semana han tenido conmigo. La operación del lunes en principio fue bien, el peritoneo no se vio afectado y me mandaron ya por la tarde a casa con la consigna de hacer reposo absoluto. Yo ya pensaba que, ya que iba a tener que volver en menos de 24 horas a diálisis, hubiera sido un acierto dejarme ingresado, porque de esa forma seguro que no hacia esfuerzos, y no mandándome a casa donde, como mínimo, tenia que subir y bajar tres pisos de escaleras. Pero bueno, al final, contrario al criterio de toda persona a la que hemos preguntado, me enviaron para casa. Lógicamente pase una noche de mierda, con bastante dolor y sin poderme mover, pero eso era esperable. Me levante con algo de nauseas y desayune unos cereales, que serian lo único que comí (y bebí) en las siguientes 24 horas. Me fui a dialisis con bastante mareo y dolor, y sujetandome en un bastón. Me hicieron un lavado del peritoneo y en principio parecía que iba todo bien, hasta que empezamos la sesión de hemo. Entonces se desató el problema. Empezó a subirme la fiebre y a darme unas tiritonas impresionantes. Se me caían unos lagrimones del dolor terribles, y al final optaron por llenarme de líquido peritoneal para poderlo examinar al final de la sesión. Total, que en vez de salir a las 7 terminamos a las 10 con un mas que dudoso resultado de la analítica que mi doctora zanjó con llenarme con 2 litros el abdomen recién operado (literalmente sentía que iba a estallar) y mandarme otra vez para casa, citandome a las 8 de la mañana al día siguiente. Esta vez no quisimos ni arriesgarnos al llevar la barriga tan llena y pedimos asilo en casa de mis padres, que a parte de tener a mi madre para cuidarme, tiene ascensor. Al día siguiente, tras otra noche regulera, otra vez al hospital para que tres horas después pudieran descartar una peritonitis y decir que todo había sido una reacción de la operación. Lo que yo me pregunto es si merece la pena organizar la que hemos tenido que organizar (que hoy tengo que volver a diálisis otra vez) movilizando a mi familia, la de mi mujer, Sara dándose paseos entre casa de mis padres y la nuestra para coger ropa y enseres varios, y toda la familia con un susto de impresión por no dejar a una persona ingresada después de una operación. Y os recuerdo que no soy una persona normal, sino que soy un ASA IV, es decir, una persona con una enfermedad sistémica grave. Creo que la política de gestión se está yendo al garete, no se si por efecto de la privatización o del ahorro de costes para evitarla. A ver que tal se me da esta tarde...

1 comentario:

  1. Creo que cuando te recuperes, deberíamos hacernos una visita o escribir al Hospital Infanta Sofía explicando el tema, ya que esta vez ha sido un susto (SUSTACO, doy fe), pero podría haber ido a mayores y las cosas no se solucionan mandando a urgencias.

    ResponderEliminar